domingo, 19 de junio de 2011

De lo personal a lo colectivo. Dramaturgia del vestido

“Dramaturgia del vestido” es un proyecto ganador de Fondos Concursables del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) 2010, en el área de “Diseño de Vestuario Teatral en Umass, EEUU”, que integró la categoría“Formación en el  exterior”. Sobre la experiencia en el norte y la devolución a la comunidad en la que ahora está embarcada, La República de las Mujeres dialogó con Florencia Rivas, técnica teatral y responsable del emprendimiento.
 ISABEL PEREZ

El nombre “Dramaturgia del vestido” intenta replicar la técnica de “dramaturgia del actor”, en la que los propios involucrados en la actuación de-construyen la narración original y a sus personajes, dándoles vida propia a partir de ese trabajo que de algún modo los vuelve a crear desde una nueva mirada (la de la actriz o el actor del momento). Florencia Rivas decidió caminar sobre lo transitado en ese marco técnico, aplicándolo esta vez al vestuario. Para ella es posible de-construir el texto teatral para reconfigurar, desde la perspectiva actual, el vestuario de sus personajes, lo cual de otro modo se hace desde una perspectiva distanciada de lo que la obra quiere trasmitir. Por eso habla de dramaturgia del vestido. El proyecto ganador de Fondos Concursables 2010 consta de dos partes. La primera, de formación, llevó a Rivas a cursar durante unos meses diseño de vestuario teatral en la Universidad de Massachussets (Umass). De hecho, el Departamento de Teatro de esa universidad, cuenta con un área de artes escénicas muy fuerte, centradas en las técnicas de iluminación, sonido, vestuario. A su vez, el centro de estudios presenta cuatro obras anuales abiertas al público en general, en las que se desarrolla también el trabajo de los cursos y sus estudiantes, lo que significa una gran oportunidad: “Vas a clase, trabajas en los proyectos, y después los fines de semana además trabajas en el área de producciones teatrales”, explica Rivas.

Con sentido afirmativo 
La segunda parte del proyecto, que comenzó el pasado 10 de junio, está vinculada a la devolución a la comunidad. El MEC solicita a sus ganadores que “después de formarse, una pueda fomentar, promover, instruir a personas de determinados lugares a través de un taller”. Los espacios donde se realiza ese taller, en algunos casos son promovidos por la responsable del proyecto, y en otros es el propio MEC quien realiza los contactos.  

Lo cierto es que, por ese medio, Florencia obtuvo como primer lugar en el que comenzar a devolver a la comunidad su formación, la Escuela N°4 de Canelones, una escuela rural que significa para ella un doble desafío: “el público objetivo son niñas y niños y, además, se trata de población rural”.  Sin embargo, es un desafío que la entusiasma.

Su taller, en principio, estaba pensado para adultos, tanto familiarizados con el teatro como interesados en general. Se trata de un taller de corta carga horaria con un marcado eje práctico, enfocado a guiar, supervisar e incentivar al participante del mismo a “adentrarse en el mundo del vestuario teatral”.
Pero Florencia decidió “abrir el concepto” del taller, diseñando por separado uno dirigido a adultos y otro específico para niños. El MEC, a su vez, distribuye la propuesta ganadora por los Centros MEC de todo el país, lo que permite la expansión de la propuesta a nivel nacional: “Ya me llamaron de Lavalleja, Salto, Florida, Maldonado”, cuenta Rivas.
 
La idea original implica un trabajo bajo la consigna de la dramaturgia del vestuario -replicando la técnica de la dramaturgia del actor, utilizada entre otras por María Dodera, actriz y directora teatral con la que la responsable del proyecto ha trabajado-.

La metodología incluye trabajar sobre un texto original de teatro por medio de juegos y diversos ejercicios para aportar, desde lo subjetivo, algo nuevo al texto referido: de-construirlo.
Rivas propone abordar textos originales de Florencio Sánchez y de Shakespeare y que él o la participante, además de hacer una lectura crítica del texto y reescribirlo, como ejercicio “empiece a visualizar con imágenes el vestuario” que acompaña lo pensado.

Para grandes y no tanto Florencia Rivas confiesa que la “emocionó mucho”, en su pasaje por la Universidad de Massachussets, que su docente también  planteara, frente a cada proyecto nuevo, un ejercicio similar, en el que no sólo se construyen las imágenes de lo que será el vestuario sino que, además, se construye un texto, como ejercicio de involucramiento subjetivo con la propia obra, antes de pensarla en términos técnicos de vestuario. 

Esto le dio la confianza en su idea original, y le sirvió de garantía para pensar que en Uruguay tendría un aterrizaje “muy lindo”.

El taller dirigido a niñas y niños es un poco distinto: busca tener un abordaje didáctico. Por ello la idea es  darles unas imágenes, por el sistema “stop emotion”, a las que se le van cambiando el vestuario según épocas históricas: “Antigua Roma, Edad Media,etc.”
A su vez, los videos son cortos, “de unos tres minutos cada uno”, con música y la voz de Rivas que va relatando a los niños y niñas los cambios en el vestuario de cada época. Como cierre, les entrega unas caritas de cerámica, a las que ellos y ellas les pegan un cuerpo de cartulina que luego visten, según la época, con telas.
Niños y niñas presentan, al finalizar su trabajo, lo que hicieron al resto de los compañeros, debiendo justificar el vestuario elegido con las características de la época antes descriptas por  Rivas. De este modo, comienza el segundo tramo de un proyecto que, para la autora, viene siendo más que satisfactorio.

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