domingo, 19 de junio de 2011

Nunca más a mi lado

Campaña de prevención de la violencia doméstica

No Te Va Gustar, la Red Uruguaya contra la Violencia Doméstica y Sexual y la Bancada Bicameral Femenina
están desarrollando  una Campaña de prevención de la violencia doméstica en el noviazgo, que invita a bajar la canción “Nunca más a mi lado” en el celular, a un costo de $20. La banda de música uruguaya dona los derechos de esa canción y con los fondos recaudados se realizarán diversas acciones en todo el país. Suman su apoyo Antel; Corporación Nacional para el Desarrollo; músicos como Sebastián Teysera, Larbanois y Carrero, Ruben Rada, Alejandro Spuntone, Fernando Cabrera, Federico Lima, el escritor Eduardo Galeano y profesionales de diferentes áreas como Martín Dibarboure, Claudio Invernizzi y Guillermo Varela .
ANDREA TUANA

“La golpeó, puso un fierro en su pecho, mató la esperanza de un hecho, inventó un futuro deshecho. Salió así su bravura cobarde infernal. Tristemente aceptada, normal. ”

Así comienza la canción “Nunca más a mi lado” que No Te Va Gustar compuso -con letra de Martín Gil y música de Emiliano Brancciaripara denunciar la dura realidad que viven miles de mujeres uruguayas: la violencia doméstica.
El año pasado cerca de 30 mujeres fueron asesinadas por esa causa; en lo que va de este año van casi una decena de muertas por sus parejas o ex parejas y también se incluyen en esta cifra algunos casos de niñas asesinadas por su padres.
Los uruguayos y uruguayas seguimos reclamando seguridad en las calles. Tenemos mucho miedo de ser atacados, lastimados y asesinados fuera de nuestras casas, a manos de rapiñeros. Los grandes medios de comunicación atienden en forma cotidiana este problema, invierten largos y costosos espacios en televisión para tratar el problema de las rapiñas. Se encargan de recordarnos una y otra vez, varias veces al día que la rapiña es un flagelo que amenaza nuestra vida. Contribuyen a colocar el tema en la opinión pública y en la agenda política. La presión es tan fuerte que aplaudimos las iniciativas del gobierno de aumentar la inversión en fortalecer la seguridad ciudadana en las calles.

El lugar mas peligroso
Nos han convencido que estamos más seguros en casa que en la calle. Datos oficiales nos muestran que esta creencia es un grave error. Es más probable que una mujer uruguaya sea asesinada por su pareja o ex pareja que por un rapiñero. Es más probable que un niño o niña sea atacado sexualmente dentro de su hogar o entorno inmediato, que en la calle a manos de un extraño. En Uruguay existen más denuncias por violencia doméstica que por rapiña, como lo revelan las cifras del Observatorio de Violencia y Criminalidad del Ministerio del Interior.
Un relevamiento realizado por ANEP muestra que el 80% de los alumnos y alumnas encuestadas refiere haber sufrido violencia doméstica.
La violencia doméstica constituye un sistema de dominación aceptado socialmente. Así como en épocas anteriores aceptábamos y legitimábamos la dominación del hombre blanco por sobre los hombres y mujeres afrodescendientes en el sistema esclavo, hoy seguimos aceptando la dominación de los varones por sobrelas mujeres y los niños, niñas y adolescentes.
Solo cuando exista plena igualdad entre varones y mujeres en todos los órdenes de la vida lograremos erradicar la violencia doméstica.  

Modelo que modela
Quien domina y ejerce violencia no es una persona enferma. Quien es sometida y violentada no es una persona enferma. La violencia doméstica implica un modelo que nos es trasmitido y que trasmitimos, que incorporamos a lo largo de nuestra vida en diferentes ámbitos de nuestro tránsito como sujetos.
En los primeros años de vida nos siguen enseñando que hay una sola forma de ser varón y de ser mujer. Y que la primera (ser varón) es socialmente más valorada que la segunda y tiene mayor jerarquía. Nos enseñan que hay actividades, expresiones y comportamientos que se esperan y permiten a unos y se niegan o restringen a otros.

A modo de ejemplo se enseña a los varones que no deben llorar, que tienen que aguantar, demostrar que son varones, ser fuertes, enfrentar el peligro, ser valientes, tener agallas, mostrarle al mundo que no se dejarán pisotear, responder a la agresión y atacar, proveer, ser productivos y activos.

Las mujeres tenemos que estar atentas al cuidado de los demás, poner nuestra ternura y sensibilidad (que se considera un atributo propio de las mujeres) al servicio de los otros. Ser discretas y cariñosas, podemos tener sueños pero debemos priorizar el cuidado de nuestros esposos, hijos e hijas. Las mujeres podemos tener sexo pero con recato y discreción. Si tenemos sexo con cualquiera somos unas cualquiera, si tenemos muchos compañeros o compañeras sexuales somos promiscuas.

Pero si nos elige para formar una familia un varón que ha tenido sexo con muchas mujeres, somos privilegiadas por estar juntoa un hombre experimentado, bien macho.
Para las mujeres está reservado el mundo privado, del hogar, de  los hijos, de la familia. Si salimos al mundo público nunca debe ser en detrimento de nuestras funciones reproductivas. A los varones les es asignado el mundo público de la producción, de los negocios, de la política, a ellos les compete  ser los líderes, los creadores, los productores de conocimientos, dinero, arte, descubrimientos, entre otros. Si integran en sus tareas las reproductivas nunca debe ser en desmedro de sus tareas inherentes a la masculinidad, las productivas. Demás esta decir que el valor reconocido a las tareas productivas es mucho más alto que el valor del trabajo a veces invisible de la vida reproductiva. 

Oídos sordos
Podríamos describir y analizar miles de ideas, pensamientos, creencias que sustentan la desigualdad, la inferioridad de las mujeres respecto de los varones.  Este es el origen del problema que  nos pone en riesgo a las mujeres desde que nacemos. En riesgo de ser violadas, asesinadas, torturadas, malogradas, mutiladas, esclavizadas, en riesgo de perder la razón, de perder la ilusión, en riesgo de perderlo todo. Puertas adentro del hogar es donde se dan la mayoría de estos crímenes.
Entonces, ¿por qué no logramos obtener más presupuesto para aumentar la seguridad en nuestras casas? ¿Es que nuestras voces no se escuchan? Las mujeres contamos con nuestras voces,contamos con las voces de varones comprometidos con la igualdad, pero aun no hemos logrado ser escuchados y escuchadas.
 Hay grupos sociales que tienen herramientas más efectivas que afectan a buena parte de la población y que se hacen oír y logran presión. Los médicos dejan de atender, los anestesistas paran las operaciones, la banca para el comercio, los transportistas dejan a la gente a pie. Huelgas, paros, piquetes, son formas de mostrarle
a toda una sociedad los problemas, los reclamos, las injusticias y abusos de poder que algunos sectore de la sociedad viven. Y con estas acciones estos sectores logran colocar sus reclamos en los medios de comunicación, en la opinión pública, ser escuchados por representantes de gobierno y otros actores políticos, logran respuestas a sus reclamos y soluciones a sus problemas.
Las mujeres víctimas de violencia doméstica siguen muriendo, la semana próxima y la otra morirán otras que hoy están aquí, arropando a sus hijos e hijas, aterrorizadas, escondidas, temiendo la muerte, desesperanzadas. Las mujeres que han muerto y las que morirán asesinadas por sus parejas o ex parejas no han logrado atraer la atención de nuestro país. 
Seguirán muriendo mujeres que no deberían morir.
4 muertas en 10 semanas
En los últimos dos meses y
medio, cuatro mujeres murieron
de forma violenta.
El cuerpo carbonizado y aún
sin identificar de la primera
fue encontrado el 29 de
marzo en el Parque Roosevelt.
Días después, el cadáver de
una joven que fue asfixiada
apareció entre chircas en el
Parque Guaraní. Estaba desaparecida
desde 20 días antes.
La tercera víctima, una
paciente psiquiátrica que se
fugó del hogar donde se alojaba,
fue ubicada sin vida
cerca de una cuneta en Avda.
de las Instrucciones.
El 15 de junio, el cuerpo de
Ana Clavijo apareció detrás
del Club de Golf del Cerro,
con señales en el cuello, al
parecer producto de estrangulamiento.
Todos los hechos
permanecen impunes.


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