domingo, 31 de julio de 2011

En Uni3, capa cidades a pleno hasta el último aliento

Desde 1983 Uruguay cuenta con Uni3, un espacio de educación no formal para adultos mayores que lo llevó a ser pionero en la región, imitando un diseño europeo que nacía en la década del 70. La licenciada en Filosofía Alondra Bayley fue la impulsora de este exitoso proyecto uruguayo y hoy, a sus 90 años, sigue orgullosamente al frente de la institución sólidamente arraigada no solo en Montevideo sino también en muchas ciudades del interior del país. A su vez, esta experiencia ha sido tomada por muchos países latinoamericanos que han creado sus Uni3 a partir del modelo uruguayo.





 KARINA THOVE

Es una fría tarde de invierno. Antes de iniciar la entrevista, recorremos la casa que es enorme y antigua, difícil de calefaccionar con esos techos tan altos y con signos de humedad en algunas de sus paredes pero impecable en su limpieza y orden, algo que contrasta con cualquier imagen que queramos evocar de la universidad pública o de cualquier otra institución educativa estatal. En algunos de sus salones encontramos clases de pirograbado, repujado en aluminio y tallado en madera, con una abrumadora presencia femenina. En la biblioteca hay personas leyendo. Una potente frase de José Saramago preside el patio interior: “Frecuentemente me preguntan que cuántos años tengo. ¡Qué importa eso! Tengo la edad que quiero y siento. La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso. Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso, o lo desconocido. Tengo la experiencia de los años vividos y la fuerza de la convicción de mis deseos. ¡Qué importa cuántos años tengo!”.
Bailey nos explica que allí se apunta a fortalecer la autoestima y la alegría de vivir, a estar “siempre positivos”, una actitud ante la vida que, por cierto, no debería ser solamente fomentada en las y los adultos mayores.
 
Fiel a su espíritu de educadora, Bayley inicia nuestro encuentro apoyándose en los avances científicos que abordan la adultez mayor como una etapa más de la vida. “A través de la neurociencia se afirma que la capacidad de aprender, crear, sentir, pensar, inventar, imaginar, descubrir empieza en la vida intrauterina y termina con la muerte. Los avances sobre psicología de la personalidad demuestran absolutamente la vigencia del pensamiento adulto mayor. La historia también lo documenta, músicos, literatos, estadistas, que antes se  juzgaba como que eran excepciones, no lo son. Asistimos a un momento histórico en que sabemos que el adulto mayor tiene las mismas capacidades a los 20 que a los 90 años. Tenemos alumnos de más de 100 años, de manera que eso queda demostrado”, argumenta con fervor. Sin embargo, como sociedad, todos sabemos que aún quedan muchos prejuicios que vencer respecto a esa última etapa de la vida en que se sigue dando el mensaje de que “ya no son útiles” y por ende no sirven para nada. 

Los inicios de esta historia
En 1972 el profesor Pierre Vellas, de la Universidad de Toulouse, tuvo la inquietud de abrir las puertas de sus cursos a todas las personas que quisieran hacerlos sin exigirles estudios curriculares previos. Y así es como surgió Uni3 en Francia donde muy pronto “se llenaron las aulas de cabezas blancas”. Bayley conoció esta experiencia así como la que se estaba implementando en Ginebra, Suiza, que fue la que más le interesó para traer a nuestro país, por encontrarle más posibilidades de adaptación.
 
Todo empezó a gestarse los domingos de mañana en la cocina de mi casa”, rememora. Eran un grupo de 7 profesoras y profesores que se tomaron muy en serio sacar adelante una Uni3 en nuestro país. “Yo enseñaba Filosofía en el Instituto de Estudios Superiores. Hablé con el director, el periodista Leonardo Tuso, quien muy generosamente nos dio todo y nos dijo: `Hagan la experiencia acá´. No teníamos prensa, no teníamos recursos, nada, apenas una idea”, aclara. Aún así, se encontraron con 56 personas en la conferencia inaugural
que fue sobre Ortega y Gasset. “Y ese fue el nacimiento de Uni3, un 22 de abril de 1983”, cuenta con orgullo.  

En pocos años la casa quedó chica, al punto que el edificio vibró y se derrumbaron las claraboyas, afortunadamente sin que nadie saliera herido. El peregrinar buscando un lugar incluyó la colaboración de la Asociación Cristiana y el Automóvil Club del Ur u g u a y, pero en todas partes les terminaban diciendo que “eran muchos”.La doctora Adela Reta, al frente del Ministerio de Educación y Cultura en aquel entonces, “entendió la idea enseguida, la personería jurídica está firmada por ella. Nos dieron la sala Vaz Ferreira que tiene 400 butacas, pero nosotros ya éramos más”, asegura. Pronto tuvieron que volver a peregrinar porque tampoco podían quedarse en un lugar que no los contenía. “Dimos clases hasta en la vereda”, recuerda Bayley.
 
“Queremos capacitarnos más para darle más a la comunidad”
Con esta frase lograron en 1992 que el Ministerio de Educación y Cultura con el doctor García Costa al frente, les diera la casa en la que se encuentran actualmente. También cuentan con otro local porque imparten más de 70 cursos a los que llaman “aulas-taller”. Las temáticas van desde la antropología y el ajedrez hasta el yoga, pasando por el conocimiento de disciplinas como psicología, filosofía, historia de la cultura, astronomía, arte, idiomas o la práctica de danzas circulares, pintura, taichi y canto.  

“El programa se va haciendo a través de las apetencias de los alumnos y el saber del animador sociocultural (docente). Nadie puede enseñar a una persona si no la conoce”, explica Bayley. La horizontalidad -“el trato de igual a igual”- es uno de los principios básicos en los que se sostiene el proyecto de Uni3. Otro principio muy importante es “la valoración de la vida como fuente de experiencia y conocimiento”. Nuestra interlocutora recalca: “Toda persona que viene trae para nosotros un conjunto de saberes, experiencias, emociones, de vocación manifiesta que quizás nunca pudo cultivar”.
 
Los cursos se estructuran en dos cuatrimestres que se corresponden con el otoño (marzo-junio) y la primavera (agosto-noviembre), aunque tomen parte de las otras estaciones. Los intensos fríos del mes de julio son un impasse necesario, aunque Bayley asegura que “por más frío que haga todos vienen, siempre quieren venir”.

Nosotros le preguntamos a la persona cuál es la materia pendiente que le quedó, ya sea historia,  literatura...lo que sea.Queremos respetar el deseo de la persona para que sea un clima de gente motivada y a su vez alentada a avizorar la existencia de ciencias, artes, música, juegos”, explica la mentora uruguaya. 

Todos los animadores socioculturales son honorarios. Solventan los gastos de manutención de los locales con el cobro de 200 pesos por inscripción. La persona tiene derecho a acceder a cuatro talleres por ese monto mensual, lo que explica que haya tanta demanda. “Tenemos más de 3.000 participantes y siempre hay listas de espera”, asegura Bayley. Además, el público de Uni3 no declina en su motivación: “Tenemos participantes que vienen desde hace más de 20 años y no faltan nunca”.
 
El valor de dar y recibir
“El propósito de esta instituciónes rescatar el valor enorme, humano, cultural que representa el adulto mayor”, afirma Bayley y cita al ideal estético de Platón: “Educar es dar al cuerpo y al alma la máxima belleza de que son susceptibles”.

“Nosotros acá queremos que la gente dé lo mejor de sí por amor al dar, por la alegría de expresarse. En el acto de dar hay un recibir, hay amor infinito, entonces nosotros logramos vencer algunos enemigos de la vida, como la tristeza ya que hay muchas personas mayores que están tristes porque perdieron a un ser querido, o tienen problemas con los hijos difíciles de solucionar, situaciones económicas que afectan a la vida de su familia”, enumera. A través de la participación, el fomento de la motivación, cambian los estados de ánimo y aparece “la apertura a un mundo de esperanza”.
 
Bayley evoca a Rodó en “Motivos de Proteo”: “Hay gente que llega al borde de la tumba sin haber nunca conocido los tesoros que guardaba su corazón”, a lo que habría que agregar el cultivo de su mente y todas sus capacidades que es lo que, desde una visión integral, propone Uni3. Además de la oferta de nuevos conocimientos y actividades recreativas, el intercambio cultural también se apoya en visitas guiadas como las que este año han hecho al Teatro Solís, al Museo Histórico Nacional, al de Zorrilla de San Martín o a los monumentos del Parque Rodó. “Es la acción cultural sin compromiso para dar examen o para tener una nota”, destaca.

Una vez al año organizan “la fiesta de la colmena”, donde todas y todos exponen sus trabajos: está la mesa de las tejedoras, de la pintura, etc., y venden esa producción lo que también aporta dinero a la institución a la vez que promueve el cooperativismo, una experiencia históricamente arraigada en la sociedad uruguaya.

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