domingo, 17 de julio de 2011

Paspartú: Virtual pero real

Lia Schenck

Desde un principio la mujer de él se opuso a nuestro amor. Para no tener problemas dejamos de vernos y por suerte yo me pude comprar una computadora en cuotas para encontrarnos en Internet. Todas las  madrugadas, después que su mujer tomaba la pastilla y se dormía, chateábamos para no perder la comunicación y mantener encendida la pasión. Así vivimos más o menos tres meses comunicándonos noche a noche y conociéndonos cada vez más. Yo estaba profundamente enamorada de él y estaba dispuesta a esperar todo el tiempo que hiciera falta. En ese período no sólo superé la distancia física sino que también superé todos los virus informáticos de que fui objeto e inclusive un cambio de disco duro. Pero lamentablemente ocurrió lo que más deseaba: su mujer decidió separarse, con lo cual pudimos volver a vernos sin ningún tipo de trabas. Aunque parezca contradictorio, en lugar de alegrarme me produjo una inmensa decepción. No sé por qué, pero se me fue el amor. En realidad, me di cuenta que prefiero al hombre que chateaba conmigo y no al que me viene a buscar todos los días al trabajo y vive conmigo. El no sabe nada de todo esto porque me da pena herir sus sentimientos. Es como si lo traicionara con él mismo. Lo que más deseo no es verlo sino chatear con él, cosa que no hacemos desde que vivimos juntos, es decir hace casi dos meses. A mí me duele mucho que él no extrañe a la mujer que chateaba con él, es decir yo. Me doy cuenta que no puedo vivir así, con este profundo vacío adentro mío. Siento como que dejé de amar al hombre real, pero sigo amando al hombre virtual por más que de alguna manera sean el mismo.  Creo que lo más honesto es ser sincera por lo menos con uno de los dos. No va a pasar mucho tiempo hasta que uno de los dos se dé cuenta que algo raro me pasa.
Porque por más que haga dos meses que no chateamos, el que chateaba existe, me va a buscar al trabajo y duerme conmigo, aunque yo realmente siento que duermo con el que no chatea y eso me provoca una inmensa decepción. Soy una mujer muy sensible y chatear fue para mí como un paréntesis amoroso mientras esperaba el momento de vivir este amor real que ahora vivo pero no sé si quiero vivir. Sé que ya no hay paréntesis, es decir no hay motivo para confesiones virtuales cuando él está al alcance de mi mano, situación que miles de mujeres que chatean con seres de otros países, y aun de otro hemisferio, me envidiarían profundamente.
Yo no sé si él extraña o no a la  mujer con la que chateaba, pero lo más probable es que entre ella y yo me elija a mí por más que yo también soy ella. Trato de ser feliz, pero no puedo. Pienso que esos dos hombres son reales pero uno es más real que el otro y por más que yo sé que lo mejor en este momento es meterme de lleno en la realidad, que sin duda tiene sus ventajas, de alguna manera no puedo. Sé que no tiene sentido esperar abrazos virtuales de un hombre real, ni abrazos reales de un hombre virtual. Pero eso es lo que me pasa. Lamentablemente, creo que estoy en medio de dos amores imposibles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario